El desarrollo psicológico es una constante oposición entre el ser humano y un contexto cambiante. El permanente conflicto y la retroalimentación mutua constituyen la dinámica básica de ese desarrollo. Sin embargo es necesario conocer la "materia prima" de la que está constituido el ser humano y sus preprogramaciones genéticas para planificar una intervención educativa que desarrolle las potencialidades de relación dialéctica con el medio. La psicología evolutiva se ha ido distanciando de las teorías de estadios, para hacerse más contextualista. Este hecho exige que las políticas de intervención educativa reconozcan la diversidad de los seres humanos.