Miguel Servet
MARTÍNEZ LAÍNEZ, FERNANDO , 2003
EDICIONES MARTÍNEZ ROCA
- 9788484602705
- 15 de Abril de 2003
- 22 cm. x 15 cm.
-
Español
- -
- 208
- 19,00
-
Con solapas
Tapa blanda o Bolsillo
Resumen:
Médico, teólogo, polemista, solitario y aventurero, Miguel Servet se nos
muestra en esta biografía como una figura de abrumadora vigencia. Su
heterodoxia teológica y carácter audaz le valieron la enemistad de sus
contemporáneos tanto reformistas como católicos, que vieron en la labor
intelectual de este adelantado librepensador una amenaza contra sus intereses
políticos y doctrinas teocráticas, condenándolo a morir quemado en la hoguera,
con leña verde para que su suplicio fuera más lento.
Con un estilo ágil y vigoroso, Fernando Martínez Laínez narra una vida llena de
avatares y nos revela a Servet como el antidogmático y ecléctico pensador que
fue y acaba por entregarnos la imagen de una época donde las turbias relaciones
entre la fe y la razón, entre las ambiciones totalitarias y el poder religioso,
configuraron las bases ideológicas del mundo moderno a través de un proceso
que, al igual que el suplicio padecido por Servet en la hoguera, transcurrió de
manera tan lenta como dolorosa.
muestra en esta biografía como una figura de abrumadora vigencia. Su
heterodoxia teológica y carácter audaz le valieron la enemistad de sus
contemporáneos tanto reformistas como católicos, que vieron en la labor
intelectual de este adelantado librepensador una amenaza contra sus intereses
políticos y doctrinas teocráticas, condenándolo a morir quemado en la hoguera,
con leña verde para que su suplicio fuera más lento.
Con un estilo ágil y vigoroso, Fernando Martínez Laínez narra una vida llena de
avatares y nos revela a Servet como el antidogmático y ecléctico pensador que
fue y acaba por entregarnos la imagen de una época donde las turbias relaciones
entre la fe y la razón, entre las ambiciones totalitarias y el poder religioso,
configuraron las bases ideológicas del mundo moderno a través de un proceso
que, al igual que el suplicio padecido por Servet en la hoguera, transcurrió de
manera tan lenta como dolorosa.