Precio:
3,00
N. Pág:
None
N. Edic:
1

Españoles, apaches y comanches


MINISTERIO DE DEFENSA
  • 9788490911815
  • 1 de Noviembre de 2016
  • - cm. x - cm.
  • Español
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Resumen:
El objetivo del libro es desarrollar un estudio histórico de carácter militar sobre la presencia española en la larga frontera septentrional de Nueva España, desde Texas hasta el Golfo de California, durante los reinados de Carlos III y Carlos IV. En este estudio, se pretende analizar otros temas históricos que se han considerado importantes, tales como la vida y desarrollo de las poblaciones naturales de la zona, su sucesiva colonización e integración en la cultura hispana, con sus movimientos, creencias, organización costumbres y medios de vida, y en las tribus guerreras, su armamento y tácticas de combate. Las consultas para el tema se han realizado, en su casi totalidad, en los archivos del Servicio Histórico y Geográfico Militar, y en los Archivos General de Indias de Sevilla y el Archivo General de Simancas. También se ha consultado una amplia bibliografía, aunque su análisis en lo referente al tema militar a estudiar ha sido conciso en sus contenidos. - Contenido de la Investigación. En el índice del libro se sintetiza el contenido de la investigación. El Capítulo I hace una descripción geográfica de toda la zona fronteriza, y una síntesis histórica de los primeros años del siglo XVIII, tanto en las luchas internas del virreinato como en la ampliación de los territorios, especialmente en la zona de Texas. El capítulo II comienza con la llegada al trono de España de Carlos III y la expedición a Nueva España de José de Galvez y el Regimiento América., que llegó para servir de modelo en la fundación de otras Unidades del virreinato. Con la expedición llegaron también unos ingenieros militares que, además de planear las fortificaciones, fueron encargados de la confección de los mapas del territorio y los planos de los fuertes fronterizos. La primera operación militar se desarrolló en Sonora, dirigida por José de Galvez, bajo el mando militar del Coronel Elizondo, contra una feroz sublevación de los indios seris, refugiados en la abrupta zona de Cerro Prieto. En la campaña, en la que participaron por primera vez compañías del Regimiento América y una de Voluntarios de montaña, se consiguió derrotar y pacificar a los indios. Mientras se desarrollaba la campaña, el Marqués de Rubí, con el teniente e ingeniero militar del Regimiento América, José de Urrutia, y el capitán ingeniero Nicolás de Lafora, realizó un amplio recorrido por toda la frontera septentrional del virreinato inspeccionando todos los fuertes que la guarnecían, que por su ubicación adelantada se conocían como presidios. Al terminar, se redactó un amplio informe que dio origen al Primer Reglamento de Presidios, básico para la organización de toda la defensa fronteriza, constantemente amenazada y atacada por las tribus indias del norte, especialmente la de los apaches. El primer Comandante Inspector, Hugo O¿Conor, (Capítulo III), dedicó su actividad a la aplicación del nuevo Reglamento, corrigiendo la situación de los Presidios y revistándolos para conocer su situación, y sus problemas de mando y personal, así como su vestuario, equipo, armamento y cabalgada. Durante su mando se produjeron importantes exploraciones de los territorios norteños, como el viaje del Capitán Juan Bautista de Anza a la Alta California, llegando a Monterrey y San Francisco, los reconocimientos en los terrenos próximos a la desembocadura del río Colorado, y la exploración de Vélez Escalante desde Santa Fe al río Colorado en busca de pasos de su imponente cañón. Su sucesor, el brigadier Teodoro de Croix, (Capítulo IV), Comandante General de las Provincias Internas, con dependencia directa del Ministro de Indias e independiente del virrey de Nueva España, no organizó importantes operaciones ofensivas, dedicado más al despliegue, preparación y refuerzo de la defensa de la frontera. Durante su mando tuvo lugar la importante campaña del ya Gobernador de Nuevo México, Anza, que realizo una larga marcha de casi 300 kilómetros por el oeste de las Montañas Rocosas, las cruzó por un alto puerto de montaña y descendió hacia el sur sorprendiendo a las tribus comanches y derrotándolas en dos importantes batallas, lo que les obligó a solicitar la paz con los españoles. A Teodoro de Croix le relevó, Felipe de Neve, (Capítulo V), a las órdenes directas del nuevo virrey Matías de Galvez, hermano del Ministro José de Galvez, cesando la dependencia del Ministro. Durante los dos años de su mandato se organizaron frecuentas campañas contra loa apaches, cuyas victorias fueron frecuentes, aunque el número de bajas que se les causaba no fue numeroso. Neve se oponía a cualquier tipo de tratado de paz con las tribus de apaches y comanches, pues tenía el criterio de que eran irreductibles. Al Neve le relevó el brigadier Rengel, que siguió organizando expediciones ofensivas, aunque los resultados continuaron siendo trágicos., y continuó con las revistas de los presidios que había iniciado O¿Conor, En enero de 1785, Bernardo de Galvez que había conseguido importantes victorias contra los ingleses en Mobile y Pensacola, durante la guerra de independencia de los Estados Unidos, se hizo cargo del virreinato, volvió a integrar bajo su mando a las Provincias Internas, para cuya organización y defensa dictó unas importantes instrucciones tácticas y orgánicas.. En Noviembre de 1786 falleció el conde de Galvez y fue sustituido por Manuel Flórez. En las provincias de Sonora, Coahuila y Texas se realizaron importantes campañas con buenos resultados, mientras que en Nueva Vizcaya el problema con los apaches mimbreños y mezcaleros no se terminaba de resolver. En Nuevo México, tras la victoria de Anza, los comanches se presentaros en solicitud de paces en la ciudad de Taos. Tras las conversaciones con su jefe Ecuerecapa, el 14 de julio de 1786 se firmaron las paces con todas las tribus colindantes con Nuevo México. Aprovechando estas paces se realizaron varias expediciones para buscar los caminos entre Nuevo México, Texas y Luisiana, destacando en ellas la de Pedro Vial que llegó a la frontera con la Luisiana y encontró el camino a Texas El capítulo 6º trata sobre el último decenio del siglo XVIII. En octubre de 1789, el nuevo virrey, 2º Conde de Revillagigedo, nombró Jefe de la Comandancia el brigadier Pedro de Nava, que, informó a Revillagigedo del estado de las fuerzas fronterizas, que sumaban 20 compañías presidiales con .790 hombres, 5 compañías volantes con 716 hombres, 1.464 milicianos y 3 compañías de indios con 264 hombres. En julio de 1795 se produjeron dos desastres de unidades españolas, y para dar solución a este grave problema, Nava se valió de la experiencia y valor de los oficiales Cordero y Emparán, que organizaron importantes campañas que consiguieron importantes victorias, y en consecuencia, frecuentes peticiones de paz de los apaches. A finales de siglo se informaba que el 80 por ciento de los apaches fronterizos estaban ubicados en reducciones organizadas y mandadas por oficiales españoles El Capítulo VII está dedicado al estudio de la cartografía de las Provincias Internas durante todo el siglo XVIII, De los mapas encontrados en los Servicios Histórico y Geográfico del Ejército, del Museo Naval, de los Archivos Generales de Indias y Simancas y de algunos en otras fuentes, se han relacionado y titulado 57 mapas, de los que se han estudiado en detalle 36. . Del análisis detallado de estos mapas se han sacado una serie de conclusiones históricas que se detallan en el libro, así como de los ingenieros militares que los confeccionaron. El capítulo VIII trata de los indios de la frontera, desde las diferentes tribus del interior del virreinato que se fueron integrando, hasta las tribus del norte y nordeste de la frontera, especialmente los apaches y comanches. Los primeros, desplegados por toda la frontera, y divididos en diez grandes tribus, y en múltiples parcialidades no cesaron en sus ataques y robos en casi todo el siglo Los comanches, que habían aparecido en el segundo tercio del siglo, atacando a Nuevo México y Texas, fueron vencidos por Anza y firmaron las paces citadas. En este capítulo se hace una larga relación de las diferentes tribus indias según la cartografía estudiada y los informes que sobre sus costumbres, lenguas y creencias se hicieron durante el periodo estudiado. El capítulo IX se concreta en un estudio analítico de la evolución del ejército de la frontera, partiendo desde la creación de las fuerzas presidiales hasta el final del siglo, y analizando su estructura, armamento, equipo, organización, instrucción, y evolución de sus tácticas de combate. El libro termina con unas conclusiones finales que resumen la labor defensiva, pero también colonizadora y educadora, que tuvo a lo largo del periodo estudiado, el ejército de la frontera de Nueva España.
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