«Esta obra es el retrato vivo de todo aquello en lo que un hombre cree, de aquello por lo cual ha luchado intelectualmente y se ha comprometido. Esta obra es, pues, todo lo contrario de un 'manual' sobre la gracia. Podría llamarse -y seguramente a gusto del autor- una meditación sapiencial. Pero es más aún que el retrato de un hombre. Esta obra es la reproducción de todo un momento, esperanzado y joven, de lo que un día se llamó Théologie nouvelle, sin la cual hubiera sido imposible el Concilio Vaticano II, y en cuya 'tradición' -siquiera sea una jovencísima y fresca tradición- podemos apoyarnos para ir más allá de ella misma, más al origen; más a la entrada del pensamiento (bíblico) de la primitiva comunidad; más a lo hondo de los problemas antropológicos -filosóficos y teológicos- que aparecen ahí en embrión.»