Un apasionado del tren antiguo y de los viajes por el ancho mundo orienta a un grupo de escolares en la realización de un trabajo de redacción para un concurso cuyo premio es una excursión a Lisboa. Se trata de un canto a aquellos trenes que con sus locomotoras que echaban grandes humaredas advertían de su paso por los campos o su llegada a la vieja estación.